Confirmacion ecuanime inconclusa y desastrosa de una cabalidad innerme en el contexto ulterior.

Me desperté temprano, obvio, es lunes. La semana se viene de un solo paragüazo apenas comienza.

Nose porque le dicen "paraguazo", si los paragüas en esta cosa no tienen nada que ver... bueno, no en esta parte de la historia.

Me desperté temprano ( continúo ) y lo que vi, me llenó de asombro. Un asombro enfermo, psicodelico y completamente anormal:

Un monton de nubes plomas, negras y completamente nauseabundas se movian a velocidades estrafalarias y recalcitrantes por un cielo semidespejado, alumbradas por los vestigios de cielo visible, un sol radiante y completamente infernal, de cual cuya ausencia ya me habia acostumbrado.

Hermoso dia, dije yo... si no estuviera tan atrazado, le tomo foto feliz.

Pero tuve la osadia de mirar el reloj, para comprobar compleamente horrorizado que para llegar a la hora a clases, debia haber salido hace varios minutos atras!

Agarro mis llaves, abro la puerta de la casa, y lo que vi, senti, oli, deguste, percibí y capté, me dejo boquiabierto, alelado, helado, ensimismado, estupefacto, perplejo, anonadado, pasmado, estatico, y apocalipticamente estatico.

Puelche.

Con lo que me gusta.

El viento tibio pega fuerte en todas las direcciones, arremolinandolo todo. Las hojas sin saber donde caer, las nubes revoloteadoras en el cielo sin saber donde ir, los arboles caidos en ganchos...

... claro. Los arboles pasan toda su vida entrenando su postura para recibir el peor de sus enemigos, desde un solo lado. Claro, cuando el viento corre desde un solo lado, los arboles se preparan, pero si derrepente y sin previo aviso, el viento corre de todos lados, los arboles no aguantan, y se desarman un poco.

Equivale a un karateka que esta peleando con otro karateka de frente, y luego llega un traidor mal intencionado y le pega un sillaso en la espalda.

Y que pasa?

Te bota al suelo, obvio. Un poco adolorido y quiza con sangre de narices y uno o dos dientes menos.

Eso es lo que pasa con los arbolitos que no se acostumbran al puelche.

Yo ya conocia mi destino, bastaba con mirarlo en el cielo... nubes gruesas como casas, y gigantes como montañas se burlaban de mi, asombrosamente maquiavelicas, mientras yo discutia vanamente con el viento, que intentaba convencerme de que me fuera para otro lado.

Llegó la universidad como uno de los mejores calvarios, porque la universidad en si, es un calvario, y que me haya salvado de la inminente tormenta, no quiere decir que me haya salvado yo mismo de ella, puesto que la universidad, la mayoria de las veces, constituye en si, una tormenta perfecta.

No habian pasado ni 10 minutos de clases, cuando en el techo de lata, se escucha algo asi como...


CCCCCCHHHHHHHRRRRRRUUUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!

O algo parecido, sin tantas "A".

Mi destino estaba decidido, los dioses volvian a jugar conmigo. A pesar de los sacrificios humanos realizados en sus nombres, este dia me tocaba "baño".

Terminó la clase, me persigne, como hacen varios millones de personas todos los dias, sin saber para que, y me abalance presuroso, incontinente y feroz, bajo ese remolino de agua que caia violentamente bajo un cielo necroticamente gris, y apesumbradamente maquiavelico.

Las condiciones climaticas no mejoraron en el camino a la casa, y el barro, fango, lodo o como lo quieras llamar, se cultivaba en todos los rincones mas inverosimiles de los recovecos sinuosos que constituyen las huellas ancestrales que hoy configuran los caminos.

Paradojicos encuentros conmigo mismo, en los momentos de mayor temor, me teletransportaron a esos lugares lejanos, en los que fruto de la desesperacion, goze como niño histerico y desesperado, los embistes de la lluvia y el viento, en islas sin nombre, de tierras sin dueños, pedaleando por oscuros y fantasmales caminos alumbrado por la luz de la tierra.

Estaba de nuevo en Chiloé, viajando feliz.



El sueño acabo luego, recuperando la cordura, la tierra, el olor a barro en la cara, la ropa pesada y mojada, que se me pegaba al cuerpo, mientras me prometia a mi mismo, con la fuerza de un juramento de sangre...

... no importa con cuanta rabia me mojes, no vas a impedir que vuelva a viajar.