viernes, 30 de marzo de 2007

Ya por fin se me acabo el libro.

Despues del incomodo incidente en la "supuesta" reunion a la que me habia convocado la andreita, para preguntarme como era posible que yo anduviera hablando porquerias de ella, y luego de aclarado el malentendido, termino todo muy bien.

Bueno, todo muy bien, al menos en la teoria.

Porque lamentablemente, yo seguia pensando en esta pajarito que me quitaba el sueño y me dejaba intranquilo consumiendome de a poco, un poco de soledad, otro de tristeza, otro de arrepentimiento.

Pero ese mismo dia del "malentendido", mi amigo Luis, me vino a visitar a mi casa... y me contó un par de cosas de la andreita, bastante poco propias de una señorita, que una persona le habia dado a conocer, casi por casualidad.

Y cosas poco propias de una señorita, en el mismo tiempo en el que pololeaba conmigo. Eso y muchas cosas poco dignas de mencion en cualquier medio de difusion masiva.

Nuevamente se me encendio la llama de la furia en la mirada, y mi corazon empezo a bombear sangre hirviendo que se precipito sulfuroza por los rincones mas impresionantes de mi tranquilidad.

Ahora mi furia incontrolada, se habia transformado en un sentimiento diabolicamente violento, de traicion y mentiras despiadadas, de cuchilladas en la espalda, y cosas no aptas para menores de 35 años, que no puedo describir por aqui.

Naturalmente, sabia yo, que el 85 porciento de las aberraciones sexuales recien comunicadas, eran sucias y vulgares mentiras, porque tenia la gracia o desgracia de conocer a la andreita como no la conoce nadie mas, y yo mas que nadie podia asegurar que ciertas cosas, anatomicamente no eran posibles.

En fin, me quede intranquilo con el 15% que le di lugar a la duda, y resolvi llamarla yo mismo esta vez, para que me explicara ciertas cosas inexplicables, y esta vez fui yo, el que la convocó para interrogarla acerca de sus poco decentes actitudes.

Nos juntamos en el mismo lugar, y a la misma hora de siempre.

De primera mano, mi actitud con ella, fue de un caracter ejemplar: Nadie hace cantar a un ciego con maldiciones. La invité a comer, y ya sentados pude analizarle la cara.

Estaba sumamente nerviosa.

No espere mucho tiempo para preguntarle sin anestesia y directamente a la vena:

- Porque no me habias dicho que mientras pololeabamos me traicionaste metiendote con otro?

La verdad, y debo ser sincero, yo ni lo sabia, ni lo sospechaba, y la fuente que me lo habia contado, no era ni segura, y era bastante mal intencioanda.

Pero partiendo de una afirmacion dificilmente cuestionable, ella no podria haber evadido facilmente la pregunta.

Diferente hubiera sido si yo le preguntaba: Andy, me fuiste infiel alguna vez?

Bastaba que me dijera que no... pero ahora yo venia actuando con la falsa certeza que habia descubierto todo.

Despues de varias negativas, y yo casi a punto de volver a creerle ciegamente como siempre lo habria echo, y tal como esta vez, sin dudar, ya al borde de aceptar su palabra y rendirme, decidí jugarme la ultima carta:

- Porque no aprovechas de limpiarte la conciencia? Nosotros ya no estamos juntos y no tienes nada que perder.

Y fue cuando me dijo, que una vez, mientras aun estabamos juntos, se besuqueó con el muchacho con el que esta ahora.

Fue suficiente para mi.

Toda la seguridad que tenia en ella, toda mi fe ciega, mi inapelable confianza, se convirtio en nada, y el 85% de las mentiras que decian de ella, en este momiento todas se convirtieron en una "posible realidad".

Era todo lo que necesitaba saber.

La andreita ya no era esa buena mujer, que me mantuviera pensando largas horas esperando su regreso. Ya no era esa mujer merecedora de mi incuestionable amor. Ya no valia la pena, para nada.

Y fue en ese momento en el que por fin, y de una buena vez, me senti libre de nuevo.

Me levante de la mesa, le di la mano, y le dije bien despacito y con bastante seguridad que no tenia nada mas que decir, salvo que viviera su vida la mejor manera posible, que fuera feliz, pero yo no esperaba volver a verla, y no queria volver a saber nada mas de ella.

Que ya no valia la pena, y no merecia mas la esperanza de volver junto a mi.

Fue cuando me iba cuando ella me tomó el brazo y me dijo:

- Espera, pero tambien tienes que escucharme a mi.
- No, no tengo, no debo, y no quiero.

Y me fui.

Es terrible cuando tienes algo importante que decir, y te lo debes guardar mucho tiempo, hasta que tienes la oportunidad de poderlo decir.

Justo como me paso a mi.

Algun dia, cuando nos pillemos, ella tendrá su oportunidad.

Por mientras, que se envenene un poquito por dentro, que algo de daño, a todos nos hace bien.

Ahora duermo mas tranquilo, y ando menos tenso, pensando que a la vuelta de la esquina puedo encontrar cualquier otra mujer, que la que tenia no era ni tan buena como yo pensaba.

Es tremenda esa sensacion de poder estar en paz.

Estas en paz?



Espero que si.

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