Esta descripción que hizo Lovecraft a un pequeño niño fantasma, me quedo profundamente grabada en mi memoria. Tanto asi, que intentaré recordarla cuando necesite ofender intensamente a alguien que lo merezca:
"Contemplé en toda su horrible intensidad el iconcebible, indescriptible, inenarrable mostruo que, por obra de su mera aprarición, había convertido una algre reunión en una horda de deliriantes fugitivos."
Y luego continua asi:
"No puedo siquiera decir aproximadamente a qué se parecía, pues era un compuesto de todo lo que es impuro, pavoroso, indeseado, anormal y detestable. Era una fantasmagórica sombra de podredumbre, decrepitud y desolación; la pútrida y viscosa imagen de lo dañino; la atroz desnudez de algo que la tierra misericordiosa debería ocultar por siempre jamás. Dios sabe que no era de este mundo –o al menos había dejado de serlo–, y sin embargo, con enorme horror de mi parte, pude ver en sus rasgos carcomidos, con huesos que se entreveían, una repulsiva y lejana reminisencia de formas humanas; y en sus enmohecidas y destrozadas ropas, una indecible cualidad que me estremecía más aún."
Pero esta muestra de sorpresa, superó mis limites de la descriptiva naturaleza narrativa que deseoso quisiera arrebatarle al gran H.P Lovecraft.
Dice asi:
"No chillé, pero todos los satánicos vampiros que cabalgan en el viento de la noche lo hicieron por mí, a la vez que dejaron caer en mi mente una avalancha de anonadantes recuerdos."
No hay como Lovecraft, ni Garcia Marquez, ni Allan Poe... ni tantos otros engendros putrefactos del demonio.
Grande Lovecraft.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario