jueves, 29 de mayo de 2008

Practicando lo que no he aprendido.

Como por esas cosas de la vida, uno se pasa la vida aprendiendo cosas, son pocas las posibilidades que tiene uno de poder aplicarlas, o demostrar que realmente ha aprendido.

La vida es una teoria.

En mi caso, y en el caso de muchos seres mortales que comen y cagan, pasa lo mismo. Te pasas años memorizando libros de los que te olvidas en la mitad de los años que te costo aprenderlos.

Es lo que pasa mas o menos con la vida universitaria.

Pero sea como sea, en mi caso es diferente al de todos, o la gran mayoria de los seres mortales que comen y cagan: Yo en la U, no aprendi nada mas que a sacar fotos.

Es una forma modesta de decir que lo poco que se, casi no me sirve... por lo menos en mi desempeño veterinario profesional.

Pero sin ir mas lejos, y volviendo al tema que la vida universitaria es una teoria, grandes pensadores antiguos han determinado que algo de practica es necesaria antes de lanzar a los jovenes profesionales a la jaula de los leones de la vida profesional.

Y es aqui donde me encuentro en este momento.

Tu dirás, "Este otro pone en practica su vida profesional escribiendo?" Algo asi, que sin explicarme como, y bajo una nebulosa profunda de misterio descordinado, he llegado a instalarme en una institución estatal, o sea, del estado, que se relaciona con la agricultura nacional.

Ayer fue mi primer dia.

Hoy... es el segundo... Impresionante, no?

Pero hablemos de ayer. Mi primera funcion como medico practicante teoricamente mal preparado, comenzó aquel mismo dia...

Fue un dia miercoles, lo recuerdo bien. En aquel entonces, la tierra giraba alocadamente transmitiendo ondas polares en lugares inverosimiles, y sus caprichosos comportamientos climaticos produjeron un comportamiento gelido de invierno, bajo el punto de congelación.

Llegué aquel dia, ( ayer ) siendo aun un joven estudiante que poco sabia de la vida. Y durante aquella larga jornada, se inició una minuciosa rememorizacion de practicas teoricas largamente olvidadas, para que el joven estudiante, no sufriera vergonsozos chascarros fruto de su inexperta ignorancia.

El punto desicivo del dia, fue en el que un señor, acostumbrado a las arduas labores de la vida, llamó a esta institución, solicitando un joven estudiante de veterinaria que pudiera asistirle en un programa social de desparacitación canina.

Claro, no pude negarme.

El bus paso a buscarme a eso de las 14.30, y en el momento de abordar, pude comprobar que se encontraba lleno de personas a las que asistiría para la desparacitacion canina.

30 minutos despues, llegamos al lugar en cuestion, y una larga fila de perros, se encontraba amarrada de una fila igualmente larga de personas.

Cuando abrimos la puerta, el señor experimentado a cargo ha levantado la voz y ha dicho:

- Damas y caballeros, he aqui al medico veterinario, ubiquensé por aquí y el los revisará uno por uno.

Y luego me ha dicho a mi: Cualquier cosa, me buscas dentro de la casa.

Y a vacunar perros se ha dicho.

Fue algo asi como una cruzada templaria contra los parasitos de los perros. Una batalla cruenta, injusta y completamente desigual.

No quiero referirme demasiado al tema, salvo que inyecté solo, cerca de 150 perros y uno de mis dedos. Luego tuve mas cuidado con mis dedos, porque no se sintió nada de bien, y en este momento una pustula negra con un liquido verdeazulado emana misteriosamente a cada latido de mi corazon.

Para tener en mente.

Es poco lo que se, pero mucho lo que puedo aprender.

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