Partimos re bien esa noche en el turno nocturno. Buen animo y ganas y disponibilidad y enfasis y todas esas cosas buenas que buscan las grandes emprezas que tienen empleados ineptos o desanimados.
Pero habia un factor que no habiamos considerado: Factor hambre.
El hambre se apodero de nosotros con una violencia dificil de manifestar. Dificil de contrarrestar en realidad... se apodero de nuestras ganas, de nuestra energia, y nuestra disponibilidad.
Olvidamos completamente ese factor y lo pasamos por alto.
No como la vez pasada, que nos habiamos preparado ampliamente para hacerle pelea fiel al hambre, con un pollo asado, papas fritas y bebida a destajo.
Las condiciones esta vez distaron de ser parecidas.
No aguantamos mas, y partimos a comprar el sustituto y complemento energetico: Un sandwich grandote, asi como del tamaño de un plato, suficiente para matar el hambre de un oso grizzly luego de 6 meses de hibernacion, y dejar aun un poco en el plato.
Asi mas o menos quedamos nosotros.
La noche estaba salvada.
Eso pensabamos nosotros...
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