jueves, 14 de junio de 2007

Eso pasa por hacer las cosas demasiado bien.

Mi mama llamo a la compañia esa de las alarmas de la casa alegando y reclamando que cuando ella duerme, no escucha cuando entran los ladrones.

Claro, armó la parafernalia, y llegaron los caballeros armados de destornilladores y herramientas y pusieron una caja apernada en una pared, y con cara de maliciosos se fueron rapidamente.

Ahora cada vez que entra un ladron a la casa, se reproduce una replica exacta de la batalla de monte cassino durante la segunda guerra mundial.



Y vamos todos corriendo con las manos cubriendonos las orejas a detener el sonido infernal del demonio que genera una cajita, un poquito mayor a un telefono celular apernada en la pared de la cocina.

Ahora mi mama corre por la casa buscando cosas para envolver en porquerias, la nueva sirena de ataque aereo con capacidad para levantar a tus vecinos.

Claro, se abre una puerta, y me dan los impulsos de correr al refugio antiaereo, cosa de la que se acostumbraron muchos londinenses.



A esta hora, la cajita esta envuelta en una bolsa, adherida con cinta adhesiva y bajo una capa de doble carton.

Ya no es tanto barullo cuando suena, pero asi y todo, sigue siendo una batalla epica medieval cada vez que se abre una ventana que da paso a algun muy bien prevenido ladron.

Es una alarma con un doble objetivo...

... cuando el ladron entra, se muere de susto y hay que sacarlo con un funebrero.

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