viernes, 14 de noviembre de 2008

Cajita de fosforitos.

El gato tulón volvio hoy. Lo tengo cachado, es un mamon. Un lamebotas sin cojones. No es mi intencion burlarme acerca del hecho de que es castrado, pero es un lloron, una nena de patio.

Hoy volvio de nuevo y el mismo cuento, palidez y intento de muerte.

Pero los dueños nos contaron, que ayer cuando llego a la casa, se puso de lo mejor a comer y luego fue a dejar un pedazo de caca en la caja de arena.

Baboso.

La doctora le apreto la vejiga de nuevo para hacerlo hombre, a pesar de que es gato, y a medias, porque no tiene cojones.

De todas maneras le dimos tratamiento especial a este carajiento, porque nos encariñamos con el, y nos parece lloron, pero simpatico.

Hoy, si que le tomamos la muestra de orina y HOY, si que la lleve al campo, a la escuela de veterinaria para el analisis.

25 minutos de ida, 50 minutos de vuelta.

Es que habia un viento de la madre.

Y como se me iba el tiempo, decidí no pasar a almorzar a la casa de la coso chico, que mejor me venia directo a la clinica.

A ella ciertamente le parecio muy mal, y me acaba de traer dos pancitos de queso y jamon, con un yogurth de postre. Todo en la ternura maxima, envuelta cada cosa en servilletas en una bolsa ziploc, con cucharita incluida.

Es que esta cabra chica es demasiado exquisites.

Estaba mas rico que el sol, ahora tengo toda la energia necesaria para agarrarla violentamente a besos modernos.

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