jueves, 27 de septiembre de 2007

El piper cub de mis sueños.

Cuando era niño, lei una breve historia acerca de un niño que vivia en una granja en estados unidos. Un dia, mientras estaba afuera de su casa, escucho un zumbido en el cielo, y al mirar hacia arriba, vio un punto amarillo que venia por el cielo justo encima de el.

Al acercarse, el niño se quedo estatico, sorprendido ante el vuelo del avion que pasaba pocos metros sobre el techo de su casa.

Al verlo, el piloto lo saludó con la mano. El niño no podia creer que aquel ser magico que cruzaba los cielos lo hubiera saludado.

Ese pequeño gesto marco su vida.

El niño crecio, y se hizo un adulto con aquel recuerdo inolvidable en su memoria. Pasó el tiempo, y la fascinacion que quedo arraigada en el, lo llevo a buscar por todos los lugares, el mismo avion que el niño habia visto.

Un Piper Cub, igualito a este, quizas el mismo.



El niño ya era un adulto, dueño de su propio Piper, y enrabiadamente feliz de poder haber tenido esa experiencia que lo llevara a convertirse en el piloto que era hoy.

Pasó el tiempo, y el hombre se decidió a encontrar al piloto que lo habia saludado cuando era un niño, y gracias a lo detallado de los registros aeronauticos, y despues de muchos años, pudo dar con el hombre que habia usado esa ruta de vuelo la misma fecha que se saludaron.

Ya era un anciano y ni siquiera podia volar.

Se hicieron grandes amigos y compartian tardes enteras a contarse las diferentes experiencias que los habian echo tan felices, hasta que un dia, el hombre decidio hacerle un regalo especial.

A volar en el Piper que en esta vez como pasajero del piloto, que el habia convertido con el saludo de su mano.

Cuando aterrizaron, el anciano tenia los ojos llenos de lagrimas de infinito agradecimiento de haber podido volar por ultima vez.

El ciclo se habia completado.



Una semana despues, el anciano sufrió un ataque en su camioneta mientras manejaba, y se estrelló contra un arbol.

Murio instantaneamente. No importaba, habia muerto feliz.

Ayer, antes del despegue, vi varios hombres que trabajaban a un lado de la pista. Cuando ibamos despegando, los hombres dejaron sus palas en el suelo, mientras miraban al avion que se elevaba.

Casi sin pensar, levante la mano por la ventana para saludarlos.

Todos los hombres respondieron.

Quizas algun dia alguno me busque para contarme que tambien se convirtió en fotografo aereo.

Aunque yo no me quiero estrellar contra un arbol.

1 comentario:

Makarena dijo...

Wena historia..

oye, bestia sera lo k ves en tu licencia de conducir, imbecilo :P juajuajua


xaum