Dos dias.

Tengo casi 9900 dias de vida, y bastaron dos para mostrarme que no la controlo.

Que la sucesión inexplicable de alternativas y desiciones posibles, escapan a mi poder alternativo de desición. Muchas cosas puedo planificar, muchos sueños y garantias puedo tener. Pero basta solo una pequeña coma dentro de este enorme parrafo, para desbaratar, construir o reafirmar todo lo que cuidadosemente haya planificado con tanta anticipación.

No hablo de dios.

No hablo de mi.

A pesar de hablar de tener mi vida fuera de control, acepto que son las constantes ocultas de la vida las que rigen mi destino, y que son ellas y nada mas, quien pavimenta o empobrece mi camino.

Es una forma bastante religiosa de aceptar que no importa cuanto planifique, que mi plan esta sujeto a un juego mucho mayor.

No hablo de dios, repito.

Hablo del campeón de ajedrez, que gana cientos de partidos, considerando que en si, el jugador es solo una pieza mas de un juego mayor.

El puede ganar, o perder. Pero no habrá relevancia alguna con el destino del juego en general. El puede celebrar una victoria, o sufrir una derrota y quebrantar su alma reconociendo su inferioridad.

Si gana, es dueño de su destino. Si pierde, es victima de su ineficiencia.

Pero el jugador, no conoce que solo es una pieza mas de este enorme tablero, en el que todos movemos piezas, ganemos o perdamos, solo somos piezas de un juego mayor, que gane o pierda, solo vivimos esa invisible voluntad que nosotros torpemente llamamos...

... nuestros exitos, o nuestros fracasos.

Puede ser una forma religiosa de verlo, pero no me considero religioso. No debo agradecer ni culpar a nadie por como salen las cosas. Cada quien sabe o debe saber su lugar en el tablero, y jugar de la mejor forma posible.

Nos esforzamos con tanto empeño en hacer de nuestras vidas algo mejor, sin considerar que nuestra vida solo es mejor cuando apreciamos tenerla hoy dia en el presente, creyendo que la podremos modificar en el futuro.

No digo que echemos todo por la borda...

... digo que ocupemos de la mejor forma posible nuestro lugar en el tablero.

Sonrie por vivir, tu alegria es el fundamento de tu vida.