Voy hacia mi destino con mi bicicleta y mi hombria, y en el lugar donde debo parar, freno con gran habilidad para la sopresa de unas mujeres que se encontraban cerca.
Y en ese momento, cuando mi masculinidad alcanza al 200%, se me quedan trabados los pies en las cosas de goma que tengo puestas en los pedales, y me quedo con cara de estupido sentado inmobil en la bicicleta con los dos pies agarrados firmemente.
Era de esperarse... sin poder hacer nada, me fui de lado como un perfecto imbecil, y aterrize en el suelo sobre mi hombro izquierdo...
Y los pies todavia agarrados en los pedales... ¡¡por dios que macho!!
En un cafe, de los muchos cafes que hay en el mundo, en una ciudad, de las muchas ciudades que hay en el mundo, escribo estas lineas... para ti.
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