martes, 17 de noviembre de 2009

Si el rodeo no viene a mi, mejor, porque no me gusta tener tantas vacas en mi casa.


Si me dan ganas de escribir, que es lo que tengo que hacer?

-    No, no tengo que escribir. Mira que después escribo puras burradas y luego la gente se enoja conmigo.

De todas formas en este momento tengo ganas de escribir, y que es lo que voy a hacer?

-    Escribir, obvio.

Estoy en ello.

Hace un tiempo atrás, tuve la inquietante inquietud de partir al glorioso plasmante y estupefactante rodeo chileno, a sacar fotos, de esa clase de fotos del tipo que me gustan a mi.

Esa misma clase.

Quería partir debido a ese muchas veces poco bienvenido impulso obligante y demoniaco que me fuerza, me obliga y me hipnotiza para fotografiarlo todo.

Yo me explico a mi mismo, que es una forma de ganar experiencia en los distintos tipos de situaciones y dificultades fotografisticas, para aprender a sacar fotos mas morrocotudas cada vez, y también para tener una galería de fotos también morrocotodudisimas para mostrar mi trabajo y tener asi credibilidad como fotógrafo morrocotudo.

Dicese del fotógrafo que tiene la capacidad de sacar fotos morrocotudas.

Eso es bueno, porque siempre estoy aprendiendo, y ampliando mi portafolio. Pero es un sentimiento inquietantemente inquietante, que me produce inquietudes cada vez mas inquietas. Y claro porque siempre tengo que tener el dedo en el disparador cuando la gente por lo general disfruta las cosas.

Ya de a poco me he ido calmando, pero sigo dominado por ese oscuro impulso medieval obseso y compulsivo.

Bueno, sea como sea, quería partir al rodeo. Y la coso chico, como es tan parafernalica y pluscuameperfectica, se le ocurrió que podríamos ir.

Y genial, y armemos batutas y batucadas, y bombos y trompetas. La coso chico convence a sus papas que ya estaban todos convencidos, agarramos el auto y partimos al rodeo. Después de la batahola imberbengente para encontrar el lugar de “aparcado” nos bajamos del auto y caminamos por ese enjambre selvático nauseabundo de autos “aparcados”. Llegamos a la media luna, que es algo asi como una luna pero a medias, y vemos a un par de huasos a caballo.

Escuchamos al locutor, paramos las orejas y ponemos atención.

-    Y esa fue la finalización del campeonato de rodeo nacional señores, gracias por su asistencia.

Un tropel de gente saliendo en sentido contrario del transito, y nosotros con cara de burro, nos pusimos a chupar el dedo.

Para otra vez será.

Cuando llegó aquella otra vez, la Rocio me dijo: Vamos!. Y luego dijimos, Bueno!. Y Angel dijo: Y yo puedo?. Y nosotros dijimos, Si puedes!. Asi que armado el grupo nos preparamos para partir, y nos preparamos, y preparamos, y seguimos preparando, y luego preparados, y mas preparados, hasta que Angel llama a una amiga que estaba allá, y la amiga le dijo:

-    Voy de vuelta, que terminó el rodeo.

Y yo. Chan!

No hay caso, es que no hay caso, y no va a haber caso jamás. Asi que me rendí, desistí, pasó. Pero el destino es jugueton, travieso y coloquial, porque el desgraciado me tenia preparada una sorpresa cotota:

La Tati me mandó un correo.

En términos mas o menos abreviados  me cuenta que se está organizando un campeonato canino de agility, y luego me tira el palo: Si podía ir a sacarle fotos a los perritos.

Y como a mi me gusta recibir esa clase de palos, quedamos altiro de acuerdo.

El agility, es una forma de entrenamiento canino muy parecido a la equitación de salto. Solo que los dueños no se suben encima de sus perritos. Se les entrena para que pasen por un circuito de saltos, puentes, y tuneles hay puntuaciones y toda la challa. Es tremendísimo.

Me dijo que la cosa empezaba el sábado a las 10 de la mañana, asi que a las 9.30 me puse a caminar por los campos, barriales, cercos,  vaca y sus cacas que separan mi casa de la sofo.

Voy llegando a la cosa, tranfugamente, como dicen los tranfugos, balsamente, como dicen los balsas, o patudamente, como dicen los patudos. Y derrepente empiezo a ver un monton de caballos.

(Las fotos se ven mas grandes si las abres en otra pestaña)




Y arriba de los caballos un monton de huasos! O sea no. Cada caballo tenía su huaso respectivo, nada que ver de andar sobrecargando de huasos un puro caballo.

Y yo me dije: Oh.

Si yo no voy al rodeo, el rodeo viene a mi! Y empiezo a caminar entre todos esos caballos. Es que inmediatamente saco la cámara de su funda amiga, y empieza el gotoreo. Ni me lo había propuesto y sin querer había aparecido al medio de un rodeo. Y no solo eso, sino armado fotográficamente como para cubrir una guerra.

Que mejor?

Me voy a la media luna, y caché un poco como funciona el cuento. En realidad el deporte es bastante horrible, como todos los deportes en los que la gente disfruta con el sufrimiento de los animales.
No se si sea tan horrible como la matanza de un toro después de hacerlo desesperar y desangrarse lentamente. De todas formas igual es una curiosidad artística y cultural, digna de observación, critica o legitima defensa.

Es igual un cuento interesante, independiente de la crueldad y el maltrato es una manifestación cultural, primitiva, poco evolucionada, y cruel.

O sea, muy humana.

Y me puse a disparar cototamente.





No me dí ni cuenta cuando miro la hora, y eran las 11! Se me pasó volando el tiempo entre caballos transpirosos y vacas magulladas. Parto corriendo a encontrarme con la tati.

Pero gracias a dios y la voluntad divina de vivir en Chile, las cosas no parten hasta horas después de la hora a la que debieran partir. Y bajo ese principio vital, llegué atrasado pero a la hora.

Que mejor?

Ahí estuve la mañana y la tarde entera buscando encuadres y posiciones para tratar de hacer que las fotos salgan mejores de las que sacan, y debo decir ciertamente, y sin temor a equivocarme…
… que hasta el momento ha sido el desafio fotográfico mas complicado que me ha tocado hacer.

Es que es un jaleo enorme intentar sacar una foto buena. Es que es un jaleo verdaderamente mogollon.
1.    Estas detrás de una barrera entremedio de todo el publico, entre brazos, codos y niños llorones.
2.    Estas siguiendo a un perrito en el encuadre estas listo para disparar y justo en el momento del salto, y PAF! El perrito termina detrás de un letrero de publicidad, que habían miles. Foto perdida.
3.    Estas siguiendo al mismo perrito en el encuadre, estas listo para disparar y justo en el momento del disparo… PAF! Se cruza el dueño. Foto perdida.
4.    La tarjeta tiene una capacidad de disparar hasta 8 fotos seguidas. Son cerca de 90 megas que tiene que guardar, asi que si estas siguiendo al perrito y tienes el encuadre perfecto, y no se cruza nada ni nadie, la cámara igual te manda el mensaje “Busy”, mientras termina de guardar las fotos que sacaste antes: Seguramente, todas esas perdidas.
5.    Y si quieres marcar la diferencia y bajar la velocidad, el jaleo colosal se multiplica por cientos.

En resumidas cuentas, tuvieron que bastar 800 fotos para intentar encontrar alguna serie que pudiera se considerada como fotos buenas o minimamente decentes. No estan espectaculares, pero tampoco quedaron malas.




Y el sol… un sol furibundo y vengativo, violento y animal, que provocaba transpiraciones y calores corporales letales. Terminé con la cara toda quemada. No me sentí mal hasta que la coso chico me dijo: Uy estas rojo como una pancora.

En ese momento me apareció toda la insolación y el frio y los dolores de cabeza.

Ahora tengo la cara toda roja y descascarienta, y mi frente parece un mapa, y ando dejando pedacitos de mi para donde vaya.

Supe por ahí que de eso viven unos bichitos que viven en la alfombra. Que terrible ser de esos bichitos y alimentarse de cascarrias epidérmicas ajenas.

No me gustaría ser budista y reencarnarme en una de esas arañitas con tan poca fineza culinaria


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