martes, 14 de julio de 2009

Aquello de tomar fotos en el cementerio.

Hoy dia estaba en el computador, justamente viendo fotos.

Toneladas de fotos.

Y no digas que toneladas no, porque se pesan en kilos. Un mega son mil kilos, asi que miles de kilobytes, son toneladabytes.

Corregido aquel malentendido entendido, estaba revisando miles de fotos. Y claro, porque urras que han habido motivos para darle y darle a este cuestion aquello de lo de las ocasiones especiales.

Y claro, nuevamente digo, porque está clarisimo, porque luego de algo de inactividad, buena viene la actividad...

Si porque en la casa de Laja con la noche mexicana, de tacos y tequilazos, luego del karaoke que hace que los computadores terminen patas arriba en el suelo con un vaso entero escurriendole entre sus teclas...




Si, hubo una noche mexicana tremenda y completamente total.


Y sin terminar la noche mexicana, terminamos en una nebulosa extraña, que nos condujo misteriosamente a la casa de arturo donde todo se hizo difuso, momento en el cual abrí los ojos y me encontraba durmiendo al lado de la coso chico, bajo un techo que conosco mejor que el mio.


El suyo.



Y claro, luego suena el telefono y la pregunta final.

Y, nos vamos? Los pasamos a buscar luego.

Y nos vamos para donde digo yo, que al campo de angel dice ella. Que luego, que bueno, que nos vamos.

Asi que pasó angel y nos fuimos.



Un viaje corto, que el campo queda cerca. Y cambiar tanta rutina urbana por 30 minutos de un gran viaje en la distancia del limbo, de veras que modifica todas las cosas y hace que todo fluya a un ritmo mas lento.



Mas relajado.



Claro y luego sentados al calor de una estufa, iluminados nada mas que por su fuego, mientras afuera en un techo de madera recientemente construido, caen montones de gotas gordas acumuladas en hojas de arbol amontonadas mucho mas arriba entre las ramas que nos abrigan del viento que intentaba soplar alla abajo.

Y luego, sin haber aún terminado de revisar todas esas fotos, me habla el feña y me dice genialmente:

- Vamos hoy a sacar fotos?

Y claro, primer dia de sol real en harto tiempo.

Partí veloz en la catalina. Pisé botellas quebradas y no me importó. Pasé por vidrios molidos, y no me alteré. La catalina volaba suave como las plumas del halcón peregrino en veloz picada rumbo al mar.

Llegué donde el feña y luego del saludo respectivo le pregunté, "Y bueno, donde vamos?"

Ni idea.

Pero ya estabamos cerca, y bueno, partimos al cementerio. El cementerio es bien fome, pero en general, si uno se predispone, es como ir a una ciudad nueva.


Claro que sus habitantes son un poco callados.

Y bien fome es el cementerio, porque que puedes hacer mas que sacar las fotos tipicas? Puedes hacer que tus fotos tipicas se vean bien.



Y claro, eso se hace interesante.

Entonces se hace de noche, se cierra el cementerio, le ponen llave y nosotros adentro... genial! Un monton de luces de fuera le dan sombras largas a las tumbas de los muertos que viven adentro.

Estaba bien oscuro, para que decir porquerias, si estaba. Pero uno no se siente en una metropolis de gente muerta, sino en un paraiso de sombras y colores en la penumbra que no se pueden capturar en ningun otro lado.



Para que voy a mentir, lo unico que esperabamos era poder fotografiar un muerto, y a pesar de que no llegamos a destapar una tumba, llegamos al punto de ir exactamente al mismo lugar oscuro desde donde provenía aquel ruido desconocido, donde no debiamos ir, precisamente por miedo a encontrarnos con algo del otro mundo.

Y partimos, con mas fascinación que miedo.

Claro que se desvaneció un poco, cuando el feña me cuenta que hay una figura que lo está mirando desde su derecha.

Evidentemente no vi nada, pero le da saborcillo al cuento.

Se hizo bien de noche y ya de veras que se hizo oscuro, asi que terminamos de recorrer el cementerio entero y luego tratamos de salir por la puerta como los caballeros.

Pero no contabamos con que como ya estaba cerrado, nos iria a llegar la gran ostia de aquel hombrón que lo cuida de noche.

Nos tragamos la ostia bien hombres y callados y salimos de ahi chimbando como los chimbos chimbadores.

El album entero lo puedes ver aqui

Y claro, el feña me acompaña a buscar a la catalina quien habia quedado ahi amarrada a un poste, cuando me doy cuenta que la cata estaba completa y absurdamente desinflada.

Pinchada, reventada y absurda en el suelo.

Me cabrea los cojones pinchar ruedas. Tuve que pedir auxilio a mi papa y a su camioneta.

Me cabrea quedar a pata.

Me cabrea arreglar pinchaduras.

Pero por eso mismo me voy a acostar para olvidarme de que mi catalina anda coja...

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