Llueve hermosamente, hermosamente llueve.

Llueve con una belleza... con una delicadeza llueve... como si fuera agua cayendo del cielo.

Y gracias a dios que no llueve arena... porque si lloviera arena, ya habriamos tenido que ponerle dos o tres pisos mas a la casa.

Hoy me enorgulleci de la lluvia, aunque me dejo completa, absoluta, tremenda, y enteramente mojado. Tuve la mala idea de ir a estudiar a la universidad, que es la misma mugre que estudiar en mi casa, solo que peor... porque al menos en la universidad, no puedo perder el tiempo comiendo, revisando los canales de la tele, contestando el telefono, sacandome los mocos, mirando para el techo, o paseandome por la casa matando zancudos.

Brrr...

No.

En la U, el problema es otro. Que esta lleno de gente gritona y buena para hablar, y no hay espacios en silencio y para colmo, pasan amigos que te van a saludar, y si no tipico que pasa alguna chiquilla asi como pintoresca, y asi como asi, te da vuelta la pagina y ni te acuerdas donde estabas estudiando.

Pero el problema mas grave, fue cuando tomé la absurda e indecente desicion de volverme a mi casa, porque mis jugos gastricos, de esos que salen en el estomago, estaban amenazandome con tragarse mis intestinitos de pura hambre.

El momento no pudo haber sido mas malo, y todo el dia fue un momento malo en realidad... el agua caia del cielo como si fuera gratis... como si no importara cuanta agua cayera, como si el agua magicamente despues de caer, se fuera a los rios y de los rios pasara al mar, y del mar a las nubes y luego magicamente volviera a caer.

Imaginate... si eso pasara en realidad... podria llover todo lo que quisiera.

Llovia tanto y no llovia mas, porque llover mas, hubiera significado que cayeran peces desde el cielo... asi y todo mis jugos gastricos estaban sospechosamente quietos, y era signo inequivoco de una pronta rebelion.

Me arriesgue no mas, en vista del peligro aun mayor, y me adentre en la penumbra de las gotas que de tan fuerte que caen, rebotan hacia arriba.

Pero era un espectaculo tan increiblemente hermoso, que como llovia con mucha luz, todas las superficies mojadas brillaban, y todo se veia encantadoramente irradiado.

Ufff si no fuera por el agua que caia, me hubiese quedado ahi observandolo todo.

Pero el agua caia... asi que mandé al carajo a los paisajes del septimo paraiso y me vine a cambiar de ropita a mi casa y a mirarlo todo con cara triste por la ventana.

Se hace lo que se puede.